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Zihuatanejo de Azueta

Municipio. Cabecera municipal: Zihuatanejo.

Toponimia, escudo y glifo. Este municipio lleva el apellido del teniente de artillería José Mariano Azueta Abad, originario de Acapulco, y quien fuera defensor del puerto de Veracruz durante la intervención norteamericana de 1914.

Se afirma que la palabra Zihuatanejo deriva de las raíces phoré o purépecha itzi, agua, huata, cerro, y nejo, amarillo verdoso; esto es, “agua del cerro amarillo”. También, “lugar de mujercitas”, del vocablo náhuatl cihuatzinco: cíhuatl, mujer, tzintli, diminutivo, y co, lugar.

La orla en rojo que lo circunda es la representación de una “venera” (concha marina, finamente tallada, que los cihuatlecos elaboraban para los señores de Tenochtitlan, y que lucían a manera de distintivo según su jerarquía).

Escudo

En el espacio siniestro superior, en un marco circular, se muestra a José Azueta, héroe epónimo de este municipio; un guerrerense que ofreció su vida en aras de la patria al caer en combate durante la defensa del puerto de Veracruz, el 21 de abril de 1914. José Azueta nació en Acapulco; fue oficial de las fuerzas armadas, habiendo egresado de la Escuela Naval Militar con el grado de teniente. Este municipio tiene el honor de llevar su nombre.

En otro círculo, ubicado en el espacio diestro superior, se muestra el rostro de una mujer indígena (topónimo del Cihuatlán prehispánico, que fue tomado de la lámina 38 del Códice Mendocino).

En el espacio inferior se ha representado una palmera de cocotero, cultivo característico de la parte costera del municipio.

Simétrico al símbolo anterior, se observa un árbol de cedro, especie que se produjo de manera generosa en este municipio, principalmente en la costa y en las estribaciones de la Sierra Madre del Sur, y que constituye la razón de haberse fundado las poblaciones de Zihuatanejo y Agua de Correa.

El escudo contiene un pez vela, especie marina muy preciada en la pesca deportiva que caracteriza a Zihuatanejo.

En la parte inferior del escudo hay un ancla de almirantazgo; recuerda la hazaña del capitán Álvaro de Saavedra y Cerón quien, el 30 de octubre de 1527, salió de Zihuatanejo con destino a las islas Filipinas al mando de tres naves construidas en esta costa, y que significó el primer viaje marítimo efectuado entre la Nueva España y el Oriente.

En el fondo del escudo están los tres elementos que hacen de Zihuatanejo–Ixtapa una tierra de sol, mar y arena.

Los primeros pobladores de la región fueron nómadas que vivían de la caza, la pesca y la recolección de frutos y raíces silvestres, cuya cultura era incipiente. Después, una tribu venida de territorio michoacano arribó a estos lugares. Los toltecas los llamaban despectivamente “chichimecas”.

El Códice Chimalpopoca confirma lo anterior, al referir que los chichimecas se expanden por Michoacán, Zacatula, Totolan, Yepitzuco, Huejotzingo y Tlaxa.

Otros pueblos, como los tarascos o purépechas, llegaron a dichas tierras con el fin de comerciar y dejaron múltiples muestras de su presencia. Objetos de cerámica indican que las técnicas de elaboración y los motivos decorativos purépechas fueron adoptados por los pueblos nativos, como lo hizo Soledad de Maciel; algunas poblaciones, incluso, recibieron nombres purépechas.

Al correr del tiempo, otros pueblos de habla diferente se instalaron en la región de la Costa Grande. Se trata de los pantecas, los cumbias y los tolimecas, que convivían pacíficamente con los purépechas de la bahía de Zihuatanejo, los cuitlatecos de la región de Atoyac y los tepuztecas de la parte norte de Coyuca de Benítez.

Los pantecas poblaron la localidad que tiene su nombre, “pues casi todas las naciones tomaron el nombre con que eran conocidas su primera o principal población” (Clavijero). Éstos establecieron su centro en Pantla.

Ahuízotl, rey mexica de 1486 a 1503, sujetó al yugo azteca a 45 pueblos, entre ellos los de la Costa Grande, desde Zacatula hasta Atoyac; Zihuatanejo quedó en su dominio en 1497. Los mexicas lo llamaron Cihuatlán.

Cihuatlán era la ciudad más importante y extensa; dicha provincia abarcaba los valles centrales, buena parte de la Sierra Madre del Sur y toda la Costa Grande. Aportaba al imperio mexica una importante cantidad de tributo en productos agrícolas, miel, algodón, ropa de mujer, incienso (ecozáhuitl)  y copal, cacao, mantas, hachillas de cobre, conchas marinas, plumas preciosas, chalchihuites y otras piedras preciosas y semipreciosas, pieles y animales vivos.

Las aportaciones más importantes consistían en oro, coral negro, perlas, y fauna marina para alimento y ofrendas ceremoniales.

Después de la llegada de los españoles a costas mexicanas en 1519, Pedro de Alvarado y Bernardino Vázquez de Tapia arribaron hasta el río de las Balsas, en los límites con Cihuatlán, en septiembre del mismo año. En 1521, Cortés envió a Gonzalo de Umbría a Zacatula, de donde regresaron “... con mucho oro y hermosas doncellas indias”(Bernal Díaz del Castillo). En 1522 y 1523 recorrieron la región desde Coyuca hasta Zacatula, Juan Álvarez Chico, Francisco de Garay y otros españoles.

Hernán Cortés, en su cuarta carta de relación, narra que mandó a Pedro de Alvarado “… le trajese con toda la más relación y secretos de la tierra que pudiese saber… Y entre la relación que de aquella provincia hizo, trajo nueva de un muy buen puerto que en aquella costa se había hallado… y asimismo me trajo relación de los señores de la provincia de Ciguatán, que se afirman mucho haber una isla toda poblada de mujeres, sin varón alguno… y que esta isla está diez jornadas de esta provincia, y que muchos de ellos han ido allá y la han visto. Dícenme asimismo que es muy rica de perlas y oro; yo trabajaré, en teniendo aparejo, de saber la verdad y hacer de ello larga relación a vuestra majestad”.

Conocidas las riquezas de dichas tierras, en 1525 Cortés envió a Juan Rodríguez de Villafuerte con maestros carpinteros, herreros y hombres de mar, con la orden de establecerse en Zacatula y construir cuatro navíos que serían botados en Cihuatlán para explorar la costa. Así surge el primer puerto en las tierras del sur.

En 1529, debido al maltrato que recibían por parte de los españoles, los indígenas se rebelaron y junto con los habitantes de la bahía huyeron a otros lugares de la zona.

El documento más antiguo en el que aparece el nombre de Zihuatanejo es la Matrícula de Tributos, de la época prehispánica. Los mexicas señalaban en él la contribución que correspondía a cada pueblo.

En el Códice Mendocino, mandado hacer por el primer virrey don Antonio de Mendoza,  quizás en 1549, aparece también el nombre de Zihuatanejo. “En las páginas 13 versus y 14 recto del Códice Mendocino se muestran los 45 pueblos conquistados por el tlatoani Ahuízotl. En la página 13 figuran 22 de los pueblos subyugados y la figura once corresponde a Coyuca de Benítez, así como la trece a Acapulco.

“En la página 14 aparecen los 23 restantes pueblos conquistados. Ahora bien, la primera figura del tercer renglón, 11 de dicha página y 33 de la relación es precisamente Cihuatlán. La figura que allí aparece es un templo incendiándose que significa conquista por la fuerza de las armas. Unido por una línea recta está el glifo de Zihuatanejo representado por una mujer de cuerpo entero y sentada”. (Así somos… núm. 148. 15 noviembre de 1997).


Glifo

En el expediente de la Relación Geográfica de la provincia de Zacatula se halla, por primera vez, el nombre completo: CIHUATANEJO.

En la Matrícula de Tributos, lámina número 20, Zihuatanejo encabeza los pueblos tributarios y aparece representado por medio de una figura que consiste en una cabeza humana femenina, pintada de perfil con dos rayas en el pómulo derecho (tal es el glifo que en la escritura antigua representa a la mujer).

La misma figura aparece en el escudo de este municipio.

Reseña histórica (cronología). Acerca del poblamiento del territorio existe la versión de que Zihuatanejo fue un santuario dedicado a la diosa Cihuatéotl (Cihuacóatl), representada por la mujer–diosa olmeca, madre del género humano y representante del alma de las mujeres muertas de parto o madre de los guerreros muertos en combate, que escoltaba al sol desde el cenit del universo náhuatl, hasta su desaparición diaria por las tardes en el mar; y cuya imagen bien pudo ser trasladada desde la costa del Golfo. (Y cuyo adoratorio pudiera estar ligado con el área denominada La Madera, ubicada al oriente de la playa del puerto, donde se supone existió un santuario, por el número significativo de fragmentos de figurillas de barro que aún existen).

Alrededor del Siglo XV la zona era habitada por los grupos llamados cumbia y panteca, quienes se dedicaban a explotar las minas de sal en Ixtapa y estaban emparentados con los nahuas coixcas que habían hecho su arribo al territorio en el Siglo XI, en los actuales límites de Michoacán y Guerrero.

A fines del Siglo XV, los mexicas conquistaron a los pueblos de la Costa Grande e integraron la provincia tributaria de Cihuatlán, donde quedó comprendido este territorio municipal. Los poblados más habitados eran Ixtapa, Pantal, Pochutla y Mitla.

A la llegada de los españoles, Zihuatanejo fue punto de partida de expediciones marítimas a fin de explorar la costa primero, y luego para travesías más largas, como la de Alvarado de Saavedra que llegó hasta Nueva Guinea.

Ixtapa fue entregada a un hijo del conquistador Antón Sánchez; Pochutla y Tamaloca formaban parte de la encomienda. Al conformarse la división política de la Nueva España, Zihuatanejo quedó integrado a la alcaldía mayor de Zacatula; sólo era un pueblo costero dedicado a la pesca, aunque en sus alrededores existían varias haciendas de cierta importancia que mejoraron el cultivo de cacao, algodón, vainilla y maíz. En la bahía atracaban, ocasionalmente, barcos procedentes de Europa para cargar las maderas de cedro, roble, nogal, granadillo, y minerales que se explotaban. Por ello no escapó a las acciones de piratas como sir Francis Drake, Dapier y Anzón.